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domingo, 27 de diciembre de 2015

El colmo de un robot es tener nervios de acero



Ese momento transformativo en el que la menopáusica ansiosa le pregunta a su hija, de 18 años, ¿cómo hago para saber si todos vieron el mensaje que publiqué en el grupo de whatsapp, o cómo copiar un número de teléfono desde contactos a mensajes salientes? ¡Ahh, la tecnología! ¡Eso que hace que la vida nos sea más fácil!



Las máquinas dominan nuestras vidas. Deberíamos admitirlo. Si en los años 70 del siglo pasado temíamos que las máquinas controlen nuestras vidas, y nos imaginábamos robots humanoides dominando a la humanidad, asesinando con sus manos robóticas y sus ojos rojos de cámara infra roja a todo aquél que quisiera rebelarse, hoy estamos seguros de que salimos sanos y salvos.

Pero no, las máquinas sí dominan nuestras vidas. Aunque no son tan ingenuas como para causar nuestro terror con unos terribles ojos rojos, o estrangularnos con manos robóticas. Ellas controlan nuestras vidas suavemente, casi de manera imperceptible, y nosotros estamos en el horno. No, en realidad estamos en la olla, nos cocinamos a fuego lento como en la parábola de la rana en la olla de agua hirviendo.
Volviendo a whatsapp, ¿qué es eso de usar whatsapp para quedar en hablar por teléfono? ¿Qué, ahora tengo que esperar tranquilita hasta la llamada telefónica? ¿Qué tranquilita ni ocho cuartos?! ¿No me podés adelantar algo? Es que me agarra la ansiedad. No se inventó el whatsapp para eso. No olvidemos que la menopáusica fue ansiosa antes de ser menopáusica.


Por ejemplo, tablas informatizadas de evaluación que contienen promedios de promedios de resultados de laboratorio, controlan la normalidad de mis resultados, y todo sin pasar casi en absoluto por manos humanas. La evaluación de la máquina es la que decide si estoy bien y sanita. En el caso de que la hormona TSH esté equilibrada en relación con los promedios computarizados, es el paraíso. Si la máquina dice que estoy bien, entonces estoy bien, ¿quién soy yo para decir que estoy mal? No hay manera de romper las reglas, o de socavar el deleite de la médica ante mis equilibrados resultados. Los resultados-máquina-producto- sin intervención humana son aquellos que muestran si el médico ha hecho su trabajo correctamente, no mis signos clínicos. Mis signos clínicos no tiene lugar, ni siquiera el signo de horrendos ojos rojos como de cámara infra roja varados en mi cara, debajo de mis dos cejas, que observan a la médica como los de un robot asesino, reminiscencia de los años 70. Ese signo clínico no se considera en absoluto.


Volviendo a los robots, el "RI-MAN" es un robot blando, todo cubierto de silicona, equipado con ocho sensores que le permiten moverse con movimientos controlados, de tal manera de no hacer daño a la persona, incluye reconocimiento de voz, de olor y de rostro. En el futuro va a ser capaz de interactuar con éxito con los seres humanos, y es considerado como un sustituto para el terapeuta de personas mayores.

תוצאת תמונה עבור ‪RI-MAN‬‏
RI-MAN




A este respecto yo diría que por lo menos habrá una correlación entre el jardín con césped sintético y el terapeuta sintético, lo que probablemente impida cualquier disonancia cognitiva que pueda surgirme en el futuro. Por no mencionar el "Robo Thespian", nombre que suena similar a "Homo Sapiens", seguramente no de casualidad, un robot que reemplaza al actor dramático e incluso al comediante de stand up, desarrollado por una compañía llamada "Artes de ingeniería". A este respecto yo diría que qué bueno que dejé la actuación a tiempo.



 Robo Thespian
Robo Thespian





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