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miércoles, 17 de agosto de 2016

Contigo pan y cebolla...y cebolla



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La planta carnívora es la venganza del reino vegetal contra sus predadores (¿quizás sea un intento práctico de la teoría del ojo por ojo?) Pero pensándolo bien ¿Qué culpa tiene la mosca? ¿Acaso es la mosca una "come plantas cruel y criminal"? ¿Será que la planta carnívora podría ser un símbolo de la vida justiciera del vegano? Entre estos pensamientos me encontraba yo cuando me percaté de que existe un lazo entre las mujeres de cincuenta y el reino vegetal.


El vínculo entre las mujeres y las plantas es bien sabido ya desde antaño. Las fenicias usaban el azafrán, por ejemplo, para postres y dulces, que luego le ofrecían a la diosa de la fertilidad. Y lo usaban también para tranquilizarse antes del parto. He leído sin embargo, que clandestinamente, el azafrán se usaba asimismo como planta abortiva (¿Esto lo sabrá la diosa de la fertilidad?). No me sorprende, ya que también estimula la lujuria y se usa como afrodisíaco. 



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Los hombres y las plantas tienen también lo suyo, pero menos. Un hombre no es más que un junco, el más débil de la naturaleza, pero que piensa, según B. Pascal; y una mujer con piel de canela y labios de cereza no se queda con cualquier nabo, ni con ningún perejil, ni con ningún junco, aunque sea pensativo (tampoco en sus cincuenta). 





Lo más notable en el asunto de las plantas, es la fortaleza que toma la alianza entre las mujeres y las plantas en las mujeres de cincuenta. De pronto, para cada achaque hay una planta. Encontré, divagando por la web, que la "Damiana", por ejemplo, es "muy útil para hombres para aumentar el número y vitalidad de los espermatozoides y para la menopausia en las mujeres." Cosa que inmediatamente anoté en mi memoria, para su posterior olvido (todavía no tomé nota de qué planta es beneficiosa para la memoria). 


Hablando de la memoria, a los veinte no anotábamos nada y podíamos vivir igual, y llevar adelante nuestros quehaceres. A los treinta anotábamos en la agenda, a los cuarenta colocamos una pizarrita de corcho detrás de alguna puerta, y la llenamos de notitas. A los cincuenta…no hay pizarrita que aguante; guardamos anotaciones en facebook, en el celular, en la agenda, en listas de papel en la cartera, en notitas enganchadas con imanes en la puerta de la heladera, en el espejo del baño, en la pantalla de la computadora, apoyadas en la mesa así nomás, en el estuche de los anteojos, en la billetera, en el piso, al lado de la cama sobre los zapatos. La planta de la memoria parece ser variada. Por ahora, a la planta a la que más le confío es a la planta de los pies, porque es bien sabido (ya desde antaño) que el que no tiene cabeza tiene pies. Otra planta en comunión con las mujeres de cincuenta es la planta baja. Si a los veinte daba lo mismo si es planta baja o planta alta, a los cincuenta todo viene con condiciones: si no hay ascensor, no hay planta alta.


Lo más interesante es que, a esta edad, para plantar los sueños queremos una planta de concreto, aunque la flor es de quien la cuida y no de quien la planta.

A mi edad (que es todavía la flor de la vida) ya aprendí que lo importante es estar fresca como una lechuga, agarrar al rábano por las hojas, ser más fuerte que un roble, no pedirle peras al olmo, no caerse del guindo, no estar sola como un ciprés, ser más simple que una amapola, no estar del tomate (aunque que a veces no está mal tener cabeza de alcornoque), no andarse por las ramas, que la hierba mala a veces muere, que a veces está bien echarle margaritas a los chanchos, y que aunque nadie me prometió un jardín de rosas la rosa bien sabe en qué mano se posa, que hay de todo en la viña del señor ¡y que todo me importe un pepino! Está claro para mí que las plantas y las mujeres de cincuenta son inseparables, y por eso, ¿quién sabe? Tal vez el otoño sea una segunda primavera si cada hoja es una flor.
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miércoles, 10 de agosto de 2016

Tacos en primera persona



¡Oh mi Dios por nosotras las mujeres! ¿¡Por qué existen las secciones de mujeres en los diarios!? ¿Por qué?! Tal vez sea mi edad, o quizás ese sentimiento de no pertenecer que siempre me acompañó a casi todos lados, pero he llegado a la conclusión de que no soy parte de esa población a la cual se acostumbra llamar "mujeres". Al menos cuando se trata de la sección femenina en la prensa.

El problema es que tampoco pertenezco a la población masculina. Pero tampoco soy algo que está en el medio entre hombre y mujer, no soy andrógina, tampoco transexual, ni lesbiana, no suelo vestirme como un hombre a escondidas, y no dejo la tabla del inodoro levantada (Así que hay 100% de probabilidad de que no soy un hombre). Soy ansiosa y ¿madurita? Pero, ¿¡quién cataloga?!


Con moño corporal. Sí. Así les gusta hoy en día a las mujeres impresionar s sus cónyuges. Sí. Una cinta de raso flexible atada al cuerpo como un enorme moño de regalo. La tela apenas cubre únicamente las tetas y algunas zonas íntimas. Pregunto: Si usted ya va a ser un objeto, ¡¿por qué un regalo?! ¿No es mejor que sea un objeto caro?! ¿Qué es esto, una oferta del once?! Es un claro ejemplo de la brecha generacional. ¡Cuando yo era joven, la cosificación de la mujer tenía mucho más estilo!


פפיון גוףפפיון גוף

Por ejemplo, si un chico te pagaba una coca en un baile, entonces tenías que bailar con él. Yo me tomaba la Coca-Cola y sólo bailaba con el chico si me gustaba (independientemente de la bebida). Sabía que estaba violando el contrato psicológico (donde una de las secciones expresa "el hombre es la que "consigue" a la mujer, y ella es la que "da"); Pero también sabía que nadie me iba a elevar una demanda. Hoy en día es probable que el contrato psicológico haya cambiado. De acuerdo a la tela-satén-flexible-moño- es la mujer la que consigue al hombre por medio de la auto-objetivación. Bueno, tal vez sea sólo semántica.


A continuación se muestra otra joya tomada de la sección mujeres de otro diario:

"Si el power suit es lo que hace la diferencia para los hombres, los zapatos de tacón hacen la diferencia para las mujeres. Los tacos son como una forma de armadura. Una mujer que puede hacerle frente a la incomodidad de llevar tacos altos durante largas horas todo el día y hacer su trabajo correctamente, puede hacerle frente a cualquier cosa, hacerlo todo. Ella entonces vale la pena para los hombres a su alrededor, y no sólo porque está a su altura, más o menos. Sino porque es una persona adulta y con capacidades impresionantes. En este momento de su vida, ella está lejos de la niña con zapatitos de muñeca o de la chica de jean y zapatillas de cuando era una estudiante. Está lejos también del ama de casa con chancletas. La altura de sus tacos refleja su alto estatus. ¡Al infierno con la comodidad! Así como en tiempos pasados los tacos altos sacaron a las mujeres del barro, así hoy las elevan. Una mujer que está segura de sus elecciones con respecto a la moda, hará su trabajo mucho mejor. El techo de cristal para las mujeres es más bajito si usan zapatos de taco alto... Además, la ciencia lo ha demostrado – los hombres encuentran a los tacos altos muy sexy".


Sobre eso se dice: "Las mujeres llevan sus lágrimas como sus joyas". Quién es el que ha dicho esa frase, no se sabe. Se desconoce. La frase es anónima. Obviamente, ¿Quién querría que se supiera que fue él el que la dijo? Es el empoderamiento femenino llevado a su máxima potencia.


Un antiguo dicho chino dice: "Dime cuáles son tus zapatos, y te diré quién eres", y si no, pregúntenle a Cenicienta. Es cierto, el chino se refería a un hombre, pero no importa, también cuenta para mí.


Después de todo, ¿Quién quiere ser catalogada como un "ama de casa con chancletas"?



domingo, 7 de agosto de 2016

Hoy, en primera persona





¡AAaaaggg!!!!¡48! Esto de cumplir años no es para mí. Con muchas cosas hay que cumplir en esta vida, con los horarios, con los deberes, con las obligaciones, con las expectativas, las leyes, las promesas, con el informe de impuesto a las ganancias… ¿También con los años?


He decidido ir en contra de los condicionamientos sociales, de la socialización, del qué dirán, y de la mar en tren. "¡Ay, pero festejar es lindo!" Me dicen los allegados con sus mejores intenciones, como si de lo que yo estaría en contra sea del festejar en su formato genérico. Sí, festejar está bueno, festejé cuando recibí el título con honores, cuando recibí la beca, cuando nacieron los chicos, cuando nos mudamos a nuestra propia casa, cuando vivimos un encuentro familiar, o un encuentro de amigos, en las festividades, incluso todas las noches del primer día de las vacaciones de verano de los chicos comienzan con un ¡chau a la escuela! Y festejo de vacaciones en casa: pizza casera, brindis, y cerveza negra.

Para mí, cumplir los años festejando una fiesta de cumpleaños, sería solo cumplir con la regla de que los cumpleaños se festejan. O sea, si lo festejo…cumplí. Pero soy sapo de otro pozo yo. La excepción a la regla (¿o la que la confirma?).


Esto de ser sapo de otro pozo (de qué pozo no tengo idea, ya que siempre soy de otro pozo) tiene sus pro y sus contra. Algunos de los pros serían, por ejemplo, observar las cosas como desde afuera, que puede resultar una actividad bastante estimulante, y hasta gratificante. Otro, la objetividad que me otorga eso de no pertenecer nunca del todo. En contra citaría, por ejemplo, esa mismísima objetividad, y a veces, ver las cosas como desde afuera.


De autor anónimo: "celebra tu día de cumpleaños, ya que nunca volverás a ser tan joven. Pero se cauto, ya que nunca has sido tan viejo". ¡Qué ganas de festejar que me da esta frase! Si antes no quería festejar, ahora mucho menos. ¿Celebra tu día de cumpleaños, ya que nunca volverás a ser tan joven? Una perla de la motivación.


He decidido no cumplir más años. Por supuesto que me quedan muchos años por vivir, solo que con ellos no estoy dispuesta a cumplir. Los viviré, los aprovecharé, los disfrutaré, los atesoraré, los aprenderé, los memorizaré, los gozaré, los utilizaré, los experimentaré, los estudiaré, y los tendré. Pero no los cumpliré.

jueves, 4 de agosto de 2016

Determinismo al azar



Eso de que A.N., amigo de la madurita, dijera que todo sucede por azar, era una señal de que ella debía sopesar sus suposiciones fundamentales. La madurita siempre creyó en la existencia de un orden, en la capacidad de decidir y de planificar, en la existencia de un significado.


Por ejemplo, ayer la madurita anotó por error en un formulario "74" en lugar de "47". Por supuesto que se percató de su avanzada edad sólo cuando la empleada le dijo "¡Qué bien que se la ve para su edad!... en 6 años más ya podrá hacer el trámite sin tener que hacer la cola, ¿se enteró de la nueva ley?". Hay cosas que a la madurita le gusta escuchar, la nueva ley no era una de ellas. Tampoco lo era eso de que la empleada pensó que tenía 74 años. Pero anotar "74" no fue por azar, ni por casualidad. Hablar al revés se considera un síntoma de hipotiroidismo, esa actividad glandular insuficiente que la acompaña desde hace 15 años.


Todo esto hizo que se preguntara la siguiente pregunta existencial: "¿Si es que efectivamente da la casualidad, y me veo bien para mi edad después de los 80 años, tendré que presentar el documento de dentidad para que me crean que tengo 80, y así no hacer la cola?"


Apropósito de la ley de no hacer cola para gente de más de 80, después de que la ministra de igualdad social votara en contra de aumentar la asignación por vejez (que da el seguro nacional a los ancianos), y que la gente se enfureciera al respecto; entonces, en ese justo momento, ella aprobó una ley para que los ancianos no tengan que esperar en la cola. ¿Esto es azar? ¿Es casualidad? De acuerdo con la teoría de A.N., el universo, la tierra, nosotros, todos los procesos de la creación son producto del azar; es decir, podrían ser como son ahora y podrían ser de otra manera.


Al contrario de lo que afirma A.N., la ansiosa cree en la existencia de universos paralelos. En el universo paralelo al nuestro (y mejorado), la ministra vota a favor de aumentar la asignación por vejez. ¿Tal vez todo esto sea nada más que un programa piloto, diseñado para aprender de los errores, con el objetivo de crear una humanidad mejorada? Pensó la madurita.

Y digamos que A.N. tiene razón, se dijo para sí con voz temblorosa, y realmente somos producto del azar, ¿eso no significa que nuestros comportamientos sean al azar, no? ¿O quizás sí?


El rechazo de la ley de aumento de la asignación por vejez, junto con la aprobación de la ley de exención de hacer cola para los ancianos, deja en descubierto la tesis de la ministra: los ancianos, y los que lo serán en un futuro (es decir, todos), carecen de inteligencia. Si la madurita va a ser considerada como alguien con la inteligencia de un tronco petrificado, prefiere que sea a causa de su propia elección y no por casualidad. Aunque ella habló aquí de que a su edad ya entendió que no existe tal cosa como "meritocracia", sino que hay sólo suerte, (así que de alguna manera sí cree en el azar), no quisiera tener más suerte que cerebro.


Un momento, siempre se ha dicho que es mejor hacer preguntas y ser considerado un estúpido por cinco minutos que no hacerlas y seguir siendo un estúpido para siempre, y también se dijo que no hay preguntas estúpidas. Si no hay preguntas estúpidas, entonces, ¿qué tipo de preguntas hace la gente estúpida? ¿Se convierten en inteligentes justo a tiempo para hacer preguntas? Y…Si un maestro no puede enseñar todas las materias, ¿cómo se puede esperar de un niño que pueda aprender todas las materias? Y…Si todo el mundo piensa lo mismo, ¿Es una señal de que alguien no está pensando? No pienso.


Nos hemos ido por las ramas, volvamos a nuestro tema. El azar es la falta de patrón y de orden, una situación caótica que no conduce a nada específico, a ningún propósito, carente de tendencia o de elección consciente. Algo accidental, al contrario de lo previsto. Con el fin de calmar su ansiedad (de típica ansiosa) la madurita tal vez debería hacer una distinción entre el azar y lo imprevisto. Después de todo, lo que una persona ve como aleatorio, otra lo puede considerar lejos de serlo.
Es similar a cuando una se cae en la vereda por culpa de una baldosa floja, y alguien te dice "despacito". A diferencia de lo que crees, está clarísimo para el transeúnte (en rol de comentarista), que no te caíste por casualidad, sino por caminar rápido. 
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Digamos que la ansiosa estará de acuerdo con un concepto de azar que se defina de una manera determinista, tal como en una computadora. Después de todo, lo que no te mata, te termina matando en un universo paralelo, y viceversa.
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