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domingo, 5 de junio de 2016

La edad de la inocencia






Era razonable suponer que a la edad de la menopáusica ansiosa, la edad de la inocencia ya habría terminado.

No, no es el caso. Aunque ésta no es la inocencia de una jovencita, sino la de una madurita. Con el tiempo y con la madurez, ella ya se dio cuenta de que no hay tal cosa "meritocracia", sino conexiones. Además, se dio cuenta de que sí hay tal cosa como "suerte", y que no todo depende de la cantidad de esfuerzo y de deseo que tiene un ser humano. Si alguna vez pensó que el esfuerzo trae frutos, ahora sabe que lo que hay es o suerte o conexiones.


La diferencia entre la inocencia de la jovencita y la inocencia de la madurita deriva principalmente de la intención de la menopáusica de no volverse una vieja malhumorada, una resentida social, una de esas ancianas irritables. En verdad, tal vez fue siempre una malhumorada. ¡Pero vieja!

Es cierto, ésta no es aquella inocencia refrescante relacionada con la creencia de que está todo bien, sino la inocencia depresiva relacionada con el subtexto de la frase todo está de rechupete.


¿Pero por qué todo está de rechupete no puede ser lo mismo que está todo bien?
En verdad, se puede decir que casi todo en la vida depende de la auto-sugestión. Después de todo, el cerebro percibe sólo lo que él cree que ve, que oye, que siente. Y la menopáusica puede auto-educarse a creer en cualquier cosa. Casi.


Si antes la inocencia se limitaba a estar dentro de sus fronteras naturales, hoy en día la menopáusica sabe que su inocencia es ilimitada. Casi. A partir de las fronteras ampliadas de la inocencia, la madurita puede utilizarla para reforzar y para racionalizar todos los estados de ánimo de la menopausia. Por ejemplo, si está de mal humor, su ingenuidad le hará creer que la imagen fotográfica de la modelo en la revista muestra una real piel suave y radiante, unos reales ojos sin arrugas, y unos perfectos cabellos reales, a pesar de tener la modelo 47 años de edad. La madura hará ojos ciegos al photoshop y podrá decirse a sí misma "su esfuerzo valió la pena", haciendo caso omiso a la meritocracia y llorando por haber dejado de hacer su gimnasia modeladora. Pero, si su estado de ánimo es bueno, inmediatamente cancelará en su mente lo que sus ojos ven y se relacionará con la misma imagen, por ejemplo, como una mentira manipuladora que sólo pretende causar un consumismo ciego e inocente. Su inocencia es flexible, pragmática y servicial.


Inocente puede ser quien "da confianza ciega y poco sofisticada, es papanatas, ingenuo, ignorante, inofensivo e inocuo", y puede ser también quien es "puro".¡Ah, la divina ambigüedad!

Según Wiki, William Butler Yeats dijo: "la inocencia y la belleza no tienen enemigos excepto el tiempo". Tal vez sea cierto. En cualquier caso, el juicio de Yeats es menos perturbador que "el ingenuo es como un leproso mudo que ha perdido su voz, y va vagando por el mundo sin ninguna intención de dañar ", frase que dícese ser de de Graham Greene.


De acuerdo a Wikipedia, la inocencia es un concepto que caracteriza a gente no sofisticada y que no va por ahí buscando el mal, sino buscando una vida sencilla. ¡Ahora que la menopáusica es mayorcita, de repente no es tan inocente sino que se vuelve mala y sofisticada! ¡Nooo...ni ahí! Como he dicho, ella tiene el don de educarse a sí misma para creer casi cualquier cosa. Momento... ¿Y pensar así no es pensar de una manera inocente? Ahí está, la experiencia de vida puede arruinar un poco la inocencia, pero también nos puede llevar nuevamente hacia ella.


1 comentario:

  1. Somos inocentes, sencillamente porque no somos culpables ;)

    Te quiero, Nena, tu post es una joyita!!!!

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