Todo tiene su pro y su contra. Ya se ha dicho que la suerte de la linda la fea la desea ¿qué más se puede agregar?
César Aira se pregunta en la página 36 de "Cómo me reí": "¿Por qué hay que ser bueno, bello, feliz? ¿Acaso está prohibido ser malo, feo, desgraciado? Ésta es una verdadera disyuntiva, especialmente para la fea suertuda.
La aceptación social de ser malo, feo, desgraciado,
sería una posible solución al dilema. Si se toma como premisa admisible que hay
que ser feo, malo, desgraciado; en otras palabras, dar vuelta los tantos, se encuentra
un destornillador que desatornilla la hipótesis. Hablando honestamente (si
existe tal habladuría), todo es una convención social, hoy es una y mañana es otra,
la vida es algo dinámico. Tampoco podemos obviar el concepto de hecho
alternativo, porque es parte del discurso contemporáneo. Este tipo de hecho es un
aquí y un ahora cuántico, ya que la elección va por parte del observador, que
decide cuál es la realidad, cuál es el hecho.
Desde otro punto de vista cuántico, también se puede ergotizar
que hay que ser bueno para ser bello, y que si eres bueno (y bello por consecuencia)
entonces eres feliz. Por el contrario, hay que ser malo para ser feo, y
entonces eres desgraciado como resultado. Éste razonamiento incluye la agencia
individual, sin excluir el determinismo. Queda correctísimamente bien con dios
y con el diablo, con el pan y con la torta.
Una vez oí a un hombre por la calle (que debía de
estar hablando por el celular, o hablando solo) decir que es imposible ser malo
y ser feliz, que el malo siempre es infeliz, que la maldad es excluyente en
cuanto a la felicidad se trata. El hombre decía también que ser malo siempre
tiene el agregado de ser tonto, que era imposible ser malo y ser inteligente a
la vez, que la maldad en sí era estupidez. Era un argumento muy elegante que había
quedado estancado en el bullicio de la ciudad, y ahora está siendo rescatado y revalorado
por mí.
En teoría, un desgraciado puede despertar la bondad en
un feo, y una fea es capaz de avivar su felicidad a partir de la suerte que
tiene, y la linda puede caer en la desgracia por desear esa suerte. Aunque
empíricamente habría que demostrarlo. Uno no puede comerse la pizza y dejarla
entera (la pizza no responde a la mecánica cuántica).
Asimismo, a veces hay cosas tan bellas que duelen, y
te hacen un desgraciado temporario, pero desgraciado al fin. Belleza, desgracia;
no felicidad.
¡Esto de refutar, reformular, establecer hipótesis, citar
novelas, citar hombres que hablan solos por la calle es apasionante! me atrevería
a decir que es algo bueno, bello, feliz; aunque no tengo ánimo de agregar.